Se opuso a la táctica naval propugnada por Temístocles y Euribíades (jefe supremo de la flota griega), a que la batalla definitiva fuese en aguas de Salamina.
Durante su intervención, el general corintio le interrumpió: «Temístocles, en las pruebas atléticas quienes toman la salida antes de la señal son apaleados».
Adimanto lo puso en duda, y los de la barca se ofrecieron como rehenes hasta que la noticia le fuese confirmada, o a morir si no era cierto.
[4] Sobre este pasaje Dión Crisóstomo opina que era una venganza del Heródoto por ser mal recibido en Corinto.
[5] Se ha barajado también por otros autores que constituyera una invención de las fuentes atenienses del historiador, por la hostilidad existente con posterioridad a las guerras médicas, entre Corinto y Atenas.