No obstante, Adam Kadmon es luz divina sin «recipientes», es decir, potencial puro.
En la psique humana, Adam Kadmon corresponde a la yechidah, la esencia colectiva del alma.
Esta doctrina, sin embargo, se vuelve bastante inteligible a la luz del siguiente Midrash antiguo.
La notable contradicción entre los dos pasajes del Génesis antes citados no podía ser pasada por alto por los fariseos, para quienes la Biblia era un tema de estudio detenido.
Del Adán o Mesías preexistente hasta el Logos, hay simplemente un paso.