Nacida en París y heredera de una rica plantación en Santo Domingo, su padre estaba relacionado con la familia Beauharnais.
Encarcelada durante el Terror, Adélaïde conoció a Josefina de Beauharnais poco después de que ambas hubiesen sido liberadas.
En 1804, cuando Napoleón y su esposa se convirtieron en emperadores de Francia, Bonaparte creó una corte imperial y asignó varias damas de compañía a Josefina.
Descrita como arrogante y partidaria del antiguo régimen, tuvo algún que otro desencuentro con Napoleón, quien sentía desagrado hacia Adélaïde, refiriéndose a ella como "una pequeña lisiada, tan estúpida como fea".
De acuerdo con Laure Junot, Adélaïde nunca se sintió conforme con su puesto, el cual había aceptado persuadida por la propia Josefina.