La lucha se inicia en el vientre de su madre y duraría toda su vida.
Allí se casó con la hija del rey Yóbates y volvió a la Argólide al frente de un gran ejército.
[3] Perseo crece y se convierte en un héroe, cortando la cabeza de la gorgona Medusa y salvando de la muerte a la que sería su mujer Andrómeda.
Ya en Larisa Acrisio asiste a la celebración de unos juegos sin saber que su nieto era un participante.
[5] Los aqueos que llegaron a Siria, y a los que la Biblia llama jivitas pudieron haber llevado con ellos el mito de un enfrentamiento prenatal entre mellizos, que fue aplicado a la división del patrimonio de Abraham entre Israel (Jacob) y Edom (Esaú).