A lo largo de la historia se han utilizado estos términos con diferentes finalidades, siendo numerosas las definiciones utilizadas para describir los ácidos y la acidez, así como las bases y la basicidad.
Las más antiguas hacen referencias al sabor, ya que ácido proviene del latín "acĭdus", que significa agrio, siendo la acidez la cualidad o características relacionadas con los ácidos.
Por el contrario, las bases se describían como sustancias con sabor amargo y de propiedades opuestas a las del ácido, haciendo que precipiten muchas sustancias que eran disueltas por los ácidos.
[1] Esta teoría propone que un ácido es definido como una entidad donadora de protones y una base como una entidad aceptora de protones, esta debe tener un par de electrones para compartir ya sea un par solitario o uno en un orbital.
[2] Esta teoría no se contrapone con la teoría propuesta por Arrhenius, solo la hace más extensiva para aquellas sustancias en fase gaseosa o que no se encuentran en disolución acuosa.
Una reacción ácido-base es la transferencia de un protón del ácido a la base.
Muchas sustancias tienen la capacidad de tener un comportamiento ácido y también básico; estas sustancias se les conoce con el nombre de anfotéricos.
El cloruro de hidrógeno actúa como un ácido, cediendo el ion H+ al agua, que además de ser el disolvente, actúa como base, aceptándolo.
Gilbert N. Lewis desarrollo en 1923 una teoría más amplia que la de Brönsted-Lowry.
En esta teoría Lewis propone que una base es un compuesto con un par de electrones disponibles, ya sea en un orbital no compartido o en un orbital molecular, es decir, es una sustancia con capacidad para compartir o dar pares de electrones, sin embargo para el autor de esta teoría, un ácido es una sustancia capaz de compartir o aceptar un par de electrones.