Acero de crisol

Como resultado de la aleación ya enfriada el cristal se enlazaba con las impurezas del acero y éstas brotaban a la superficie de la aleación, haciendo que se purificara.

Se intentó importar diversas veces el proceso desde la India, pero se fracasó en el intento debido a que los procesos exactos de la técnica eran desconocidos.

Entre los investigadores se encuentra el famoso científico, Michael Faraday, hijo de un herrero, quien trabajando en una manufacturera de cubiertos añadió por error alúmina y silicio al cristal obteniendo así las propiedades únicas del acero wootz.

La barra así obtenida se re-calentaba y mediante un martillo se forjaba mecánicamente para disminuir el contenido de carbono, resultando como producto final, el acero cortante.

Los metalúrgicos alemanes se interesaron por este proceso, debido a la cercanía física de Suecia y llegó a ser el primer exportador europeo en el siglo XVIII.

Se desarrolló en Inglaterra una nueva técnica para la elaboración del acero, fue ideada por Benjamin Huntsman, un relojero que buscaba un acero adecuado para los muelles y resortes de sus relojes.

Cuando los recipientes estaban a temperatura blanca se les añadía el acero blister roto en pequeños pedazos de aproximadamente ½ kg, y empleaba un flujo de aire para eliminar las impurezas.