En general, la diferencia entre azores y gavilanes reside únicamente en el tamaño, no indica ninguna relación de parentesco; las especies más grandes de la subfamilia se denominan azores, y las más pequeñas, gavilanes.
Los primeros se distinguen por un tamaño notable, ojos de color fuego, dorso color pizarra y pecho barreado sobre un fondo blanco (aunque estas características varían según la especie) y una marcada ceja blanca sobre los ojos.
Normalmente tienen alas cortas y redondeadas, la cola larga y una gran agudeza visual; estas adaptaciones le sirven para su vida forestal ya que les permiten volar con agilidad entre el ramaje de los árboles maniobrando hábilmente sin que las alas choquen contra el ramaje impidiéndoles el vuelo.
Los gavilanes sin embargo, se decantan por aves como el cuco, el críalo, o córvidos como la urraca y arrendajo.
[1] Tanto azores como gavilanes han sido usadas desde la antigüedad como aves de cetrería, aunque los nobles que las usaban debían tener diferente rango; el azor, más grande y poderoso, era reservado a los nobles de más alta categoría, mientras que el gavilán, más pequeño, ágil y discreto, era reservado a nobles inferior rango.