En ocasiones se utiliza en el diseño de automóviles producidos en serie cuando se decide colocar un motor más voluminoso en un automóvil que originalmente no fue diseñado para él, o puede ser una opción de diseño para poder obtener un perfil más bajo.
En la década de 1950 no era infrecuente en los Estados Unidos que algunos propietarios introdujeran importantes modificaciones en sus automóviles, como reemplazar motores o sustituir los sistemas de carburación para obtener mayor potencia.
Convertido en un rasgo característico, pasó a ser un elemento de diseño adoptado en numerosos vehículos fabricados en serie.
[2] Los coches deportivos estadounidenses de los años 1960, conocidos como muscle car[3] y numerosos coches japoneses de la misma época utilizaron a menudo este elemento.
En algunos coches deportivos británicos como los Aston Martin y los Jaguar llegaron a convertirse en un rasgo característico de su diseño.