Vivió su época dorada entre los siglos XII y XIV, siendo saqueada varias veces durante la Guerra de los Cien Años y posteriormente la Revolución francesa (lo que obligaría a los últimos monjes a abandonar la abadía en 1789).
En ese momento la abadía es confiscada y nombrada Bien nacional para ser posteriormente vendida en 1791 a M. Granier-Joyeuse.
Hoy en día la Abadía de Valmagne está abierta al turismo (de hecho se encuentra clasificada como Monument historique) y alberga eventos culturales de forma esporádica.
La iglesia que se puede ver actualmente de estilo gótico clásico fue reconstruida en 1257.
Pese a todo el claustro, la sala capitular y el edificio en general presentan un buen estado de conservación que convierte a la Abadía de Valmagne en uno de los principales atractivos arquitectónicos del departamento.