Desde su creación, la abadía ocupa un lugar especial en la historia de Hungría; hasta ella han llegado prestigiosos visitantes como el primer rey de Hungría, Esteban I (1000-1038) o Juan Pablo II y el Dalái Lama.
En 997 tras la muerte de Géza, según las leyes cristianas el heredero al trono húngaro era su hijo San Esteban, sin embargo el líder pagano Cupan, también miembro de la familia real, se adjudicó el trono para sí mismo alegando que era mayor en edad al joven príncipe.
Crearon la primera escuela magiar, y redactaron, en 1055, el primer texto escrito en latín que contenía palabras en húngaro (actualmente la comunidad monástica aún tiene un lugar importante en la propagación de la cultura cristiana en la región).
La abadía fue construida como una verdadera fortaleza, y siglos más tarde sufrirá tres ocupaciones turcas durante las cuales los monjes tuvieron que huir para salvar la mayor cantidad posible de bienes.
Protegida por la Cruz Roja durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la abadía no sufrió daños ni pillaje.