Más tarde, en fecha desconocida, el priorato consiguió su independencia y se convirtió en Abadía.
Pero Grandpré nunca llegó a florecer ni alcanzó un éxito popular y nunca llegó a sobrepasar los veinte monjes, a pesar de que tenía una docena de granjas en la zona.
La nobleza nunca hizo ninguna fundación en Grandpré, a la que consideró siempre una "hija" de Villers-en-Brabant.
El valle del río Samson es espléndido y relajante.
Los edificios de la abadía están prefectamente restaurados, aunque la abadía ha pasado a manos privadas y no están permitidas las visitas.