Situada en pleno Seeland, Aarberg se encuentra a orillas del río Aar y a pocos kilómetros del lago de Bienne.
La ciudad fortificada resistió a los sitios de 1339, 1382 y 1386.
Gravemente endeudado, Pedro, último conde de Aarberg, tuvo que hipotecar en 1358 todos los derechos sobre la ciudad y la señoría a la ciudad de Berna, que encarga a un bailío de la administración, conservando al mismo tiempo las franquicias.
La iglesia de Aarberg, una de las más occidentales del Obispado de Constanza, dedicada a San Mauricio y a la Virgen María, fue construida en 1484, y reconstruida en 1575 sobre el lugar en donde se encontraba el castillo.
Ni la conexión a la línea de La Broye (Lausana-Lyss, 1876), ni la puesta en servicio de autobuses lograron cambiar la situación.