La música está basada en la pieza anónima La Marcha de los Zuavos que ya había sido utilizada en la versión de Varshavyanka 1831 aunque se ha sugerido en alguna ocasión que fue Stanisław Moniuszko quien lo compuso para la ópera Volsky.
Los arreglos musicales para coro mixto los hizo Ángel Miret y la adaptación de la letra al español Valeriano Orobón (nacido en La Cistérniga, Valladolid).
Al parecer, Schulte cantaba la Warschawjanka en la bañera cuando Orobón irrumpió en el baño y excitado le pidió el texto, que tanto tiempo llevaba buscando; traduciéndolo ya ese mismo día con ayuda de Hilda, su esposa de origen alemán.
Esa misma noche, uno de los asistentes, la entona en su guitarra y le compone una letra, que al día siguiente muestra a Orobón, quien entusiasmado exclama: "¡Este podría ser el himno de la CNT!".
La canción fue acogida por las Juventudes Libertarias madrileñas, que en sus jornadas de asueto la cantaban espontáneamente.
Allí se encuentran, entre otras cosas, la colección pictórica que más tarde constituirá El Llegat Cambó, y un espléndido piano, que cierto día de agosto hace recordar a Jacinto la exclamación de Orobón.
Tras armonizarla y quedar convertida en himno de guerra, Vila (cuyo nombre aparece en la ilustración de Toni Vidal ) propone su grabación al sello Odeon, con Lluís Millet, al frente del Orfeón Catalán ("Hijos del pueblo" será la cara B del disco ) y hace imprimir la partitura; costándole tales acciones la cárcel tras la Guerra Civil.
Este es el testimonio aportado por Jacinto Toryho en su libro de "memorias" Del Triunfo a la Derrota.
Posteriormente, se estuvo en contacto con el periódico Tierra y Libertad, descubriendo así que tenían las partituras.