A falecida

Al saber que goza de buena salud, se siente totalmente decepcionada y acaba sufriendo tuberculosis.

Como última voluntad, le pide al marido, desempleado que le pague un funeral de postín.

Para eso, necesita el dinero del hombre más rico del barrio, Guimarães.

Él no le acepta pagar el funeral y le acaba contado a Toninho, el marido de Zulmira, que tuvo una aventura con su mujer.

Este, enfurecido, empieza a chantajearlo.