La iniciativa tuvo como lema central "Los bosques para las personas", destacando el vínculo esencial entre los ecosistemas forestales y el bienestar humano.
Sin embargo, estos ecosistemas enfrentan una alarmante reducción debido a la deforestación, la conversión de tierras para la agricultura y otros usos, y los efectos del cambio climático.
[2][3] La ONU, en colaboración con la FAO y otros organismos internacionales, impulsó una serie de actividades a nivel global para sensibilizar sobre la relevancia de los bosques y su papel en la mitigación del cambio climático, la preservación de la biodiversidad y la promoción del desarrollo sostenible.
En el marco de esta celebración, los Estados miembros fueron alentados a crear comités nacionales y desarrollar planes de acción específicos para proteger sus recursos forestales.
La FAO publicó ediciones especiales de sus informes y recursos visuales, como la revista Unasylva, para mostrar la relación intrínseca entre los bosques y diversas actividades humanas, desde la seguridad alimentaria hasta la mitigación de desastres naturales.