Presente en todos los alfabetos cirílicos de idiomas eslavos es la octava letra en el búlgaro; la novena en los alfabetos ruso, bielorruso y macedonio; y la décima en el ucraniano.
Deriva directamente de la letra griega dseta (Ζ, ζ), origen también de la zeta (Z, z) latina.
Su pronunciación es equivalente a la de la z en la mayoría de los idiomas que utilizan en alfabeto latino (distinta a la z en el español de España) como por ejemplo la z en italiano.
En la antigüedad, en el sistema numeral cirílico, esta letra tenía el valor numérico 7.
No se debe confundir con el número 3.