Últimas tardes con Teresa

Al ver que esto no ocurre, entra y allí conoce a una chica, Maruja.

El Pijoaparte piensa que saliendo con ella conseguirá atraer a su dueña, Teresa, una universitaria conflictiva, rubia e hija de padres burgueses y ricos.

En ese momento podemos comprender como realmente ambos personajes han llegado a estar profundamente enamorados el uno del otro, y como al mismo tiempo todo se viene abajo.

Predomina la narración lineal en orden cronológico aunque abundan las analepsis para volver a la niñez de los personajes que componen la trama o para reconstruir hechos importantes.

La narración en tercera persona no excluye el artificio del perspectivismo para presentar la realidad en diferentes dimensiones.

Manolo y Teresa, por su parte, sostienen semejanzas psicológicas entre sí, pues mientras Manolo perseguirá siempre la imagen dulce de la pequeña turista francesa, Teresa hará otro tanto con la del golfillo conspirador de extraña fuerza.

Eran los años ochenta y se insinuaban escenas con una moderada carga de erotismo no muy usual para este espacio.