Producen ese efecto las muchas sombras y grietas naturales que estos cristales encierran en su interior.
A pesar de no estar considerada como preciosa, en tiempos históricos ha tenido esta piedra mucha estimación.
El iris no se monta ya por los joyeros pero sí aparece en joyas antiguas al tener en tiempos mucha celebridad.
Parece que nada debe ser más fácil que obtener artificialmente iris verdaderos pues basta para irisar un fragmento de cuarzo limpio darle un golpe con un mazo, meterlo en agua hirviendo o después de calentarlo, meterlo en agua fría.
Sin embargo, ninguno de estos medios conduciría al objeto apetecido.