Élisabeth de Fontenay
Además, es judía por su madre, buena parte de cuya familia fue asesinada en Auschwitz.[1] Por ese recuerdo familiar, Élisabeth de Fontenay se ha mantenido cercana a la cultura judía, sin dejar de trabajar sobre autores enraizados en otros pensamientos y culturas.Diderot es un autor que ha hecho de contrapunto personal en sus dolorosas consideraciones sobre la culpa alemana del siglo XX.Pero ya aquí (dada la complejidad de Diderot, con sus análisis sobre los ciegos o los mudos) se interrogaba sobre las relaciones entre los hombres y los animales.[3] La obra va desde las concepciones sobre lo animal de los Presocráticos hasta nuestros días, pasando desde luego por Descartes y su hipótesis sobre el animal-máquina.