[3] El área protegida se encuentra prácticamente desierta, con su escasa población concentrada en la pequeña localidad de El Caín.[4] Esta superficie plana elevada aparece interrumpida por sierras volcánicas cuyo origen se presume posterior al de la meseta y que alcanzan su altura máxima en el cerro Corona (1900 m s. n.[3] En eras pasadas la región baja que rodea la meseta estaba sumergida, por lo cual, la altiplanicie formaba una estructura insular rodeada de agua.[7] El primer estudioso de la región fue el naturalista suizo Jorge Claraz, quien realizó diversas investigaciones documentando sus hallazgos.[8] Endemismos: en el área protegida se han hallado dos especies vegetales no identificadas en otras partes, Grindelia pygmaea y Lecanophora ruizleali.[9] La meseta es hábitat de choiques (Rhea pennata), mara (Dolichotis patagonum), gato montés (Leopardus geoffroyi) y guanacos (Lama guanicoe), estos últimos con poblaciones afectadas por la actividad humana.