Al estallar la guerra civil española, Álvaro salvó la vida a este maestro que tenía fama de republicano y ateo, al quemar unas cartas comprometedoras que había dejado el maestro en la escuela.
Su madre quería que estudiara magisterio, pero las circunstancias de la guerra trastocaron su deseo.
Allí, Álvaro escribió sus primeras composiciones literarias en latín con apenas catorce años.
En 1950, se trasladó a Roma donde en la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino se licencia en historia, archivística, diplomática, paleografía y retórica, y culmina sus estudios con el doctorado en Sagrada Teología e Historia.
Desde la Teología Ascético-Mística hasta la Eclesiología, pasando por la Espiritualidad Moderna o la Catequética.
La Universidad de Córdoba creó en 2015 la Cátedra Álvaro Huerga Teruelo, dedicada a la Literatura Espiritual del Siglo de Oro[3] y para la cual el mismo donó su biblioteca especializada.
[5] La formación del pensamiento de Álvaro Huerga estuvo influenciada por los profesores de la universidad salmantina: Venancio Carro, Santiago Ramírez y Menéndez Reigada; los teólogos franceses Étienne Gilson y Jacques Maritain; los futuros cardenales Luigi Ciapi y Paul-Pierre Philippe y los profesores del Angélicum: Francisco Pérez Muñiz y Garrigou-Lagrange que dirigió la tesis doctoral de Karol Wojtyła, tesis traducida del latín por Álvaro, por encargo del Vaticano, a donde acudió expresamente desde Puerto Rico para realizar este trabajo.