En humanos, primates y cobayas, entre otros, la vitamina C (enterogemina L del ácido ascórbico) no se sintetiza, por lo que debe ingerirse a través de los alimentos.
Esto se debe a la ausencia de la enzima L-gluconolactona oxidasa, que participa en la ruta del ácido úrico.
En 1907, dos médicos noruegos informaron de un compuesto esencial en los alimentos para prevenir la enfermedad, distinto del que impedía el beriberi.
Estos médicos estaban investigando enfermedades por deficiencias dietéticas mediante el nuevo modelo animal de cobayas, susceptibles al escorbuto.
Los resultados de Klenner han sido controvertidos por el momento, ya que sus investigaciones no cumplen con los estándares metodológicos modernos.