Influenzavirus A

En estas personas la infección puede desarrollar complicaciones graves, empeorar las enfermedades de fondo llegando inclusive a la neumonía y la muerte.En las muestras clínicas, las cuales han sobrellevado un limitado movimiento entre tejidos o huevos de cultivo, tienden a ser partículas más filamentosas que esféricas, mientras que las cepas pasadas por el laboratorio son viriones generalmente esféricos.[6]​ El genoma del Virus influenza A está contenido en ocho cadenas simples (no apareadas) que codifican diez proteínas: HA, NA, NP, M1, M2, NS1, NS2, PA, PB1 y PB2.[8]​ Estas epidemias comienzan de forma brusca, alcanzan su máximo en dos o tres semanas y ceden también en unos meses.En la época contemporánea los transportes rápidos contribuyen a la expansión geográfica del virus.Si viven aislados o no contactados carecen de inmunidad contra esta enfermedad.La vacunación es la medida principal para prevenir la Influenza y reducir el impacto de las epidemias.[8]​ Es recomendable que las personas mayores y aquellas a quiénes se les considere de “alto riesgo” sean vacunadas.La vacunación en el adulto mayor ha contribuido a reducir la morbilidad relacionada con Influenza en 60 % y la mortalidad en 70-80 %.Los antibióticos, tales como la penicilina, están diseñados para destruir bacterias y no pueden atacar a los virus.Por tanto los antibióticos no juegan un rol en el tratamiento de la influenza, aunque ellos se usan para tratar complicaciones.Durante muchos años, cuatro drogas antivirales que actúan previniendo la replicación del virus han sido utilizadas.Sin embargo, pese a su relativo moderado coste, estas drogas son efectivas sólo contra la influenza tipo A y pueden estar asociadas con efectos adversos graves (incluidos delirios y ataques que ocurren mayormente en personas ancianas o con dosis altas).