De hecho los municipios del Bajo Guadalquivir se mantuvieron fieles a Alfonso X.
Tras ser legitimado el infante don Sancho como rey de Castilla y desestimada la implantación territorial del Fuero Real, esta hermandad se disolvió.
Pero una vez superado el problema coyuntural, la Hermandad entró en crisis.
[3] El fenómeno hermandino en Andalucía no se limitó a la Hermandad General ni las anteriores del Alto y del Bajo Guadalquivir.
Los concejos de Andalucía firmaron entre sí otras hermandades, pero sin el carácter político que tuvieron las citadas, sino que se constituyeron para salvaguardar privilegios e intereses económicos locales o con fines policiales, como el mantenimiento del orden y la seguridad en los caminos rurales.