Sus orígenes estaban en la ciudad de Tebas, y su equivalente en la mitología griega era Hera.
Como diosa del cielo, un buitre con el nudo mágico en sus garras.
Desde la Dinastía XVIII del Imperio Nuevo adquiere importancia su culto, sustituyendo en Tebas a la diosa Amonet como esposa de Amón, siendo parte de la tríada tebana: Amon, Mut y Jonsu.
Al no tener hijos, adoptó a Montu, y después a Jonsu; por eso figuraba entre el Sol (Amón-Ra) y la luna (Jonsu) como tercer ojo mostrando la perfección cósmica y favoreciendo la inundación del Nilo.
Es invocada en el Libro de los muertos, para evitar que el difunto se descompusiera.