Cuando la Boulé (Consejo de los Quinientos) o la Ekklesía (Asamblea del pueblo) son convocadas por los otros pritanos, nombra a los nueve arcontes, ciudadanos no pritanos encargados de contabilizar los votos, y un segundo epístata con el que dirige la sesión.
Así pues, el epístata era moralmente responsable de las leyes que se adoptaban durante su corto mandato.
Según la historiografía tradicional, este epístata es solo un funcionario nombrado por el rey en ciertas ciudades para representar su autoridad y hacer aplicar sus decisiones.
La cuestión de saber si el epístata es nombrado por el rey o elegido por la comunidad cívica no está contrastada: parece más probable que la elección fuera por designación.
Al final de la época antigónida, los epístatas desaparecen: son reemplazados en cada ciudad por dos politarcas.