Célebre Giselle, rescató la tradición del ballet romántico francés.
Actuó con Rudolf Nuréyev cuando huyó de la Unión Soviética.
Debutó en el cine en 1937 bailando la «Muerte del cisne» en la película homónima dirigida por Jean Benoît-Lévy.
Cosechó grandes éxitos en sus interpretaciones del repertorio clásico y fue muy admirada en Rusia.
En 1987, la cineasta Dominique Delouche realizó el documental Yvette Chauvire: Une etoile pour l'exemple.