Los Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana (en español: Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana , también conocidos como Los 7 Ensayos ) , publicados en 1928, es la obra escrita más famosa delescritor socialista peruano José Carlos Mariátegui y considerada su obra magna . [1] Fue publicado en Lima , en 1928, y se le atribuye haber consagrado a su autor como una de las voces marxistas más difundidas en América Latina. Es una obra que ha sido reeditada decenas de veces, además de ser traducida al ruso, francés, inglés, italiano, portugués y húngaro. [2]
Como marco para el libro del autor, Mariátegui utilizó una serie de artículos que había publicado periódicamente en revistas como Mundial y Amauta . En este libro, Mariátegui se propuso aplicar los principios del materialismo histórico para intentar una revalorización completa de la realidad peruana. En el prólogo , advierte que no es un crítico imparcial y objetivo, sino que sus juicios están informados por sus ideales , sentimientos y pasiones. Los ensayos cubren diversos temas: la evolución económica, el problema del indio , el problema de la tierra, la instrucción pública, el factor religioso, el regionalismo vs. el centralismo y un "proceso" o enjuiciamiento de la literatura nacional . Adicionalmente, el autor pensó incluir un ensayo sobre la evolución política e ideológica del Perú, pero como el número de sus páginas le pareció excesivo, planeó desarrollar este tema en un libro aparte. También era consciente de sus limitaciones, ya que deja claro que ninguno de sus ensayos estaba terminado y que volvería a esos temas. [3] Sin embargo, su muerte prematura dos años después puso fin a estos planes. Más allá de los aciertos o desaciertos del autor en su objetivo de contribuir a la crítica socialista de los problemas del Perú, este libro tuvo el mérito de estimular nuevos trabajos sobre la interpretación de la realidad peruana e iniciar la búsqueda de concepciones diferentes que divergieran de la comprensión tradicional. [4]
Mariátegui estudia la evolución económica del Perú aplicando el materialismo histórico , aunque no de forma rigurosa. En resumen, afirma que el desarrollo económico del Imperio incaico , de tipo socialista, fue interrumpido por la conquista española . Los españoles impusieron una estructura económica feudal que impuso la esclavitud. Este feudalismo se extiende a la República, siendo la cuestión social latinoamericana el gamonalismo al tiempo que se abolía la esclavitud. El gamonalismo o "caciquismo" ( caciquismo o "gran terrateniente") se refiere a la explotación de las comunidades indígenas por parte de terratenientes de ascendencia europea. La burguesía nacional (clase capitalista) surge durante el periodo del guano y el salitre (siglo XIX) y comienza a fortalecerse a principios del siglo XX, pero sin suplantar a la clase terrateniente o latifundista (semifeudal). Según Mariátegui, en su época coexistían en el Perú las tres economías: la feudal, la burguesa y algunos residuos de la economía comunista indígena en la Sierra .
Mariátegui elogia el desarrollo económico del Imperio Inca, al que califica de “socialista” y “colectivista”; sobre todo al destacar el trabajo colectivo que garantizaba el bienestar material de toda la población del imperio. Este significativo desarrollo económico fue “partido” (interrumpido) por la conquista española. Los españoles destruyeron la maquinaria de producción incaica; luego incrustaron sus estructuras políticas y económicas. La economía socialista de los incas fue sustituida por otra feudal. Los españoles no buscaron desarrollar una economía sólida sino que únicamente apuntaron a explotar los recursos naturales. La actividad fundamental de los españoles fue la explotación de las minas de oro y plata. Cuando no había suficiente mano de obra para el trabajo de las haciendas o “pueblos” de la costa, recurrieron a la importación de esclavos negros ; así fue como formaron no solo una sociedad feudal sino también esclavista. Según Mariátegui, la estructura económica colonial quedó como base histórica de la economía peruana. [5]
La segunda etapa de la economía peruana se funda a partir de otro acontecimiento político y militar: la Independencia. Esta se origina de la misma política de la Corona española , que impidió el libre desarrollo económico de las colonias. La burguesía criolla , aunque aún embrionaria, comenzó a adoptar las ideas revolucionarias de la burguesía europea y promovió la independencia para asegurar su prosperidad. La independencia se decide entonces por las necesidades del desarrollo capitalista; en este sentido, el Reino Unido , conocido como la cuna de la economía de libre comercio , jugó un papel fundamental en el apoyo a las naciones americanas en desarrollo. La lucha por la independencia reunió a las diversas naciones latinoamericanas, pero una vez conseguida, cada una tomó su propio camino. Las naciones más beneficiadas por el libre comercio, junto con el resto del mundo, fueron las ubicadas en la vertiente atlántica, específicamente, Argentina y Brasil, que atrajeron inmigrantes y capitales europeos, lo que permitió a esos países fortalecer la democracia burguesa y liberal; mientras que el Perú, por su posición geográfica, no recibió ese flujo dinámico de inmigración y se limitó a recibir inmigrantes chinos, quienes pasaron a trabajar en las haciendas o “pueblos” bajo el modelo feudal, cuasi esclavista. Sin embargo, el Perú necesitaba “las máquinas, los métodos y las ideas de los europeos, de los occidentales”. [6]
Otro capítulo de la historia económica peruana se abre con el descubrimiento de las riquezas del guano y el salitre. El guano, también conocido como excremento de aves marinas y murciélagos, se utiliza como fertilizante. El salitre , un componente conocido como nitrato de potasio, se utiliza para conservar la carne. Estos productos de fácil explotación aumentaron rápidamente la riqueza del Estado, ya que la Europa industrial necesitaba de estos recursos para mantener su productividad agrícola. Las riquezas que provenían de la explotación de estos productos fueron dilapidadas por el Estado peruano , pero permitieron la aparición del capital comercial y bancario. Éste comenzó a constituir una clase capitalista, pero cuyo origen estaba en la antigua aristocracia peruana. Otra consecuencia fue la consolidación del poder económico de la costa ya que hasta entonces, la minería había configurado la economía peruana un carácter serrano. En definitiva, el guano y el salitre permitieron la lenta transformación de la economía peruana de un sistema feudal a un sistema capitalista, aunque la dependencia del capital extranjero siguió acentuándose. Estas riquezas se perdieron tras la Guerra del Pacífico . [7]
Después de la guerra con Chile, la posguerra se abrió con un período de desplome de las fuerzas productivas. La moneda se depreció y el crédito externo se canceló. El militarismo nacido de la derrota tomó el poder, pero pronto la vieja clase capitalista surgida en los tiempos del guano y el salitre retomó su lugar en las pautas de la política nacional. Para lograr el resurgimiento económico fue necesario recurrir a la ayuda de los inversionistas europeos. Debido al Contrato de Gracia (1888) los ferrocarriles fueron entregados a los tenedores de bonos europeos como prenda y garantía de nuevas inversiones en el Perú. La operacionalización de los ferrocarriles en la región central activó la minería a gran escala en esa región. Lentamente, la economía peruana fue recuperándose, con bases más sólidas que las del guano y el salitre, pero sin perder su carácter de economía colonial. En esa línea, el gobierno de Nicolás de Piérola (1895–1899) estuvo al servicio de los intereses de la plutocracia , según la percepción de Mariátegui. Luego, enumera las características fundamentales de la economía peruana de su época (hacia 1928):
• El surgimiento de la industria moderna.
• La función del capital moderno (surgimiento de los bancos).
• El acortamiento de las distancias y el aumento del tráfico entre Perú, Estados Unidos y Europa (apertura del Canal de Panamá ).
• La transición gradual de la influencia europea a la influencia americana.
• El desarrollo de una clase capitalista (burguesía), que sustituye a la antigua aristocracia por apellidos virreinales .
• La ilusión del caucho
• El auge de los productos peruanos en el mercado mundial, que genera un rápido crecimiento de la fortuna privada nacional.
• La política de endeudamiento fue distinta para su época ( Oncenio de Leguía ). Los principales acreedores son los banqueros de los Estados Unidos.
Mariátegui concluye señalando que en su época aún coexistían en el Perú tres economías: la feudal, la burguesa y la parte restante de la economía comunista indígena en la Sierra . [8]
A pesar del incremento de la actividad minera desde finales del siglo XIX, el Perú mantuvo su condición de país agrícola. La gran mayoría de la población se dedicaba a la agricultura. El indígena, que constituía las cuatro quintas partes de esa población, era tradicionalmente agricultor. La agricultura de productos alimenticios se concentraba en la sierra y abastecía el mercado nacional. Los cultivos agroindustriales destinados a la exportación ( caña de azúcar y algodón) se concentraban en la costa y estaban bajo el control de la clase terrateniente. Ésta mantenía una organización semifeudal que se erigía como el mayor obstáculo para el desarrollo del país. Según Mariátegui, el propietario criollo, por su herencia y formación española, no podía desarrollar plenamente una economía capitalista. El interés del autor por el desarrollo completo del capitalismo en el Perú se debía a que, según la ideología comunista, esta fase era necesaria para el surgimiento de la revolución socialista. [9]
Mariátegui concebía el problema del indio no como una cuestión racial, administrativa, jurídica, educativa o eclesiástica , sino como un problema económico sustancial cuyo origen estaba en el injusto sistema de propiedad de la tierra concentrada en pocas manos (gamonalismo o latifundismo); mientras subsistiera esta forma de propiedad, cualquier intento de resolver el problema del indio sería infructuoso. El gamonalismo se opuso con éxito a toda ley u ordenanza de protección indígena. El hacendado , latifundista o gamonal era prácticamente un señor feudal. Frente a él, la ley era impotente. La República había prohibido el trabajo libre, pero aun así, el trabajo libre, e incluso el trabajo forzado, sobrevivían en el latifundio . [10]
Se calcula que la población del Imperio Inca era de diez millones de habitantes. La conquista española fue una tremenda carnicería; la población nativa fue diezmada. El virreinato instauró un régimen de explotación brutal. Los españoles impusieron el régimen feudal de tenencia de la tierra y dieron más importancia a la extracción de oro y plata. La población indígena fue sometida a un agobiante sistema de trabajo forzado , en minas y aserraderos . La costa se despobló, por lo que se importaron esclavos negros para el trabajo de las haciendas. Los españoles destruyeron la sociedad y la economía inca, sin sustituirla por otra economía de igual rendimiento. El sistema que instauraron fue un sistema feudal dependiente del trabajo esclavo. La revolución independentista fue liderada por los criollos e incluso por algunos españoles, que se aprovecharon del apoyo de las masas indígenas. La agenda liberal de la revolución incluía la redención del indio, pero cuando se consumó la independencia, ésta quedó sólo como una promesa. Esto se debe a que la aristocracia terrateniente de la colonia, o dueña del poder, mantuvo intactos sus derechos feudales sobre la tierra. La situación del indio empeoró durante el período de la República. En la Sierra o "cordillera", la región habitada principalmente por los indios, subsistía en tiempos de Mariátegui la feudalidad más bárbara y omnipotente. El dominio de la tierra estaba en manos de los gamonales o latifundistas . Sin embargo, la propagación de las ideas socialistas dio origen a un fuerte movimiento de reivindicación entre las masas indígenas. "La solución del problema indígena tiene que ser una solución social. Sus artífices deben ser los propios indios. Este concepto lleva a un hecho histórico en la reunión de los congresos indígenas. Los congresos indígenas, desvirtuados en los últimos años por el burocratismo, no representaban todavía un programa; pero sus primeras reuniones indicaban un modo de comunicación a los indios de las diferentes regiones. Los indios carecen de vínculos nacionales. Sus protestas han sido siempre regionales. Esto ha contribuido, en gran parte, a su depresión [indígena]", concluye Mariátegui. [11]
En términos generales:
• El colonialismo equivalía al feudalismo.
• La política del colonialismo condujo a la despoblación y a la esclavitud, al etnocidio .
• El colonizador español como explotador estaba más interesado en extraer oro y plata, al contrario de los colonizadores europeos del norte de América del Norte, que eran conocidos como creadores de riqueza.
• La política agraria se acentuó negativamente en la República. Surgieron haciendas o “pueblos” que se expandieron y afectaron a su vez las tierras de las comunidades indígenas.
• El poder político estaba en manos de los terratenientes (hacendados o latifundistas ), desde el parlamento y los ministerios.
• Una comunidad indígena atrofiada coexistió con una fuerte influencia del latifundismo, tanto en la Sierra como en la costa industrializada.
• Concluye con proposiciones finales.
Mariátegui dice que “la cuestión del indio, más que pedagógica es económica, es social”. La liquidación del feudalismo en el Perú debió ser realizada por el régimen demoburgués instaurado tras la independencia. Sin embargo, esto no ocurrió porque no existía en el Perú una verdadera clase capitalista. La vieja clase feudal, disfrazada de burguesía republicana, mantuvo sus posiciones. Había dos expresiones del feudalismo sobreviviente: el latifundio y la servidumbre. La servidumbre que pesaba sobre la clase indígena no podía ser liberada si antes no se acababa con el latifundio . El problema agrario aparecía así, en toda su magnitud, como un problema socioeconómico, y por tanto, político. [12]
En la Edad Media (inquisición, feudalismo, etc.), España trajo al Perú la Contrarreforma . En la mayoría de estas instituciones, los peruanos fueron liberándose penosamente. Pero la base económica, es decir, la herencia feudal permaneció después de la revolución independiente. La clase dirigente criolla, que sucedió a la española, no modificó las estructuras socioeconómicas del régimen colonial. El régimen de propiedad de la tierra determinó el régimen político y administrativo de toda la nación. Sobre una economía semifeudal, ni las instituciones democráticas ni las liberales podían prosperar ni funcionar. El pueblo inca era una civilización agraria ("la vida viene de la tierra" era su lema). Vivía dedicado a la agricultura y al pastoreo . Los caracteres fundamentales de la economía incaica eran los siguientes:
• Propiedad colectiva de las tierras cultivables .
• Propiedad colectiva de aguas, bosques, pastizales.
• Cooperación común en el trabajo
• Apropiación individual de cultivos y frutos.
El régimen colonial desorganizó y aniquiló la economía agraria incaica, sin sustituirla por una economía de mayor rendimiento, pero no sólo eso sino que redujo la población indígena mediante el etnocidio. [13]
Mariátegui observa que el régimen colonial español se mostró incapaz de desarrollar una economía de tipo feudal puro en el Perú y que injertó en su estructura elementos de la economía esclavista. El colonizador español, que no había desarrollado la idea del valor económico del hombre, estableció una política de despoblación, que conllevó el exterminio de la masa indígena (etnocidio). Llegó el momento en que los españoles necesitaron mano de obra y entonces recurrieron a la importación de esclavos negros, trayendo así la esclavitud. Sin embargo, los indígenas sufrieron prácticamente un régimen esclavista, porque la actividad preferida de los españoles, la minería, se suministró a través del trabajo esclavo. En ese sentido, los españoles instauraron la mita minera , un sistema de trabajo supuestamente inspirado en la mita inca , pero que no era otra cosa que una forma de esclavitud en la que estaban sometidos muchos indígenas. "Mita" significa "trabajo forzado". En la época de Mariátegui, el carácter colonial de la agricultura costeña provenía en gran medida del sistema esclavista. Esto se debe a que los hacendados costeros buscaron mano de obra para cultivar sus tierras. Miles de indígenas bajaron a las haciendas costeñas, donde trabajaron como peones en las peores condiciones. [14]
Mariátegui compara al colonizador español con el del norte de Europa. El español no tenía las condiciones de los colonizadores “pioneros”. Pensaba que las riquezas del Perú eran sus metales preciosos . Así, con la práctica de la mita o “trabajo forzado”, aniquilaron el capital humano , trayendo la decadencia de la agricultura. El colonizador español nunca fue un creador de riqueza, en comparación con el anglosajón. [15]
La revolución de la independencia, al no haber sido dirigida por las masas indígenas, no tenía reivindicaciones agrarias. Fue dirigida y financiada por los criollos (burguesía mercantil), quienes estaban más interesados en defender sus intereses comerciales. Aunque el gobierno republicano abolió la mita (trabajo forzado), las encomiendas (encomiendas), etc., la aristocracia terrateniente continuó siendo la clase dominante. [16]
La República intentó legislar con el objetivo de fortalecer la pequeña propiedad individual, según la forma vigente del liberalismo . Esto equivalía a desmantelar tanto el latifundio como la comunidad indígena. Sin embargo, esta intención no prosperó. El latifundio se consolidó y se extendió, mientras que la comunidad indígena fue la más afectada, tanto por la ambición de los terratenientes como por la política imprudente dirigida desde la capital. [17]
La clase política de la República tenía poder sobre la propiedad de la tierra (feudalismo latifundista). Los políticos y tiranos eran generalmente propietarios de grandes latifundios. Mientras las comunidades provinciales mantenían un avance muy limitado en su sistema de producción, las provincias costeras atendían los intereses de los comerciantes extranjeros y estaban más desarrolladas tecnológicamente, aunque su explotación todavía descansaba en prácticas y principios feudales. [18]
Aunque la tendencia en la República era disminuir la comunidad indígena con la intención de dar paso a propiedades individuales, sin embargo, no se establecieron políticas al respecto. La comunidad sobrevivió, aunque con dificultades. Entonces, un intelectual de tendencia liberal como Manuel Vicente Villarán reivindicó la protección de las comunidades frente a la explotación agraria. Sin embargo, la defensa más consecuente vendría de intelectuales socialistas como Hildebrando Castro Pozo , autor del interesante estudio Nuestra comunidad indígena . [19]
La defensa de la comunidad indígena, asumida por muchos pensadores como Castro Pozo, no descansaba en principios abstractos de justicia o sentimentalismo tradicionalista, sino en razones económicas y sociales concretas. La comparación del latifundio serrano con la comunidad indígena como empresa de producción agrícola, desfavorecía al primero. [20]
Cuando en el Perú sobrevivió el latifundio feudal, sobrevivió también la servidumbre , bajo diversas formas y distintos nombres. La diferencia entre la agricultura de la costa y la sierra, era que la primera tenía un nivel técnico más desarrollado, pero no más. Ambas seguían teniendo carácter feudal o semifeudal. Los métodos feudales aplicados eran el yanaconazgo y el " enganche ". El yanaconazgo consistía en que un campesino o yanacona trabajaba en las tierras de un terrateniente, recibiendo una parte de la producción a cambio de su trabajo. El enganche era un sistema aplicado en la costa, por el cual se contrataba a obreros o braceros dando adelantos en efectivo, pero en general, esa deuda tendía a crecer, quedando el trabajador prácticamente atado al contrato, sin poder disponer de su libertad. En la costa, el trabajador de la tierra era, además del indio, el esclavo negro y el coolí chino . En la sierra, exclusivamente el indio. El terrateniente costeño admitía, aunque muy atenuado, el régimen del salario y el trabajo libre. Por otra parte, en la Sierra, el poder del terrateniente era prácticamente absoluto y mantenía el feudalismo en su totalidad. [21]
El desarrollo del cultivo agroindustrial de la costa peruana ( caña de azúcar y algodón) se debió al interés del capital extranjero por estos productos. Los mejores valles de la costa estaban sembrados de caña y algodón y formaban inmensos latifundios, mientras que los cultivos alimentarios ocupaban una superficie mucho menor y estaban a cargo de pequeños terratenientes y ganaderos. Todo ello, a pesar de que el suelo del Perú no producía todo lo que la población necesitaba para su subsistencia y era necesario importar trigo. Problema que no fue resuelto por el Estado, más bien se esforzó por hacer una política de subsistencia. Eso demuestra que la economía del Perú es una economía colonial, porque su movimiento y su desarrollo estuvieron subordinados a los intereses y necesidades de las grandes potencias. [22]
1. El carácter de la propiedad agraria en el Perú se presenta como uno de los mayores obstáculos para el desarrollo del capitalismo nacional.
2. El latifundio en el Perú es la barrera más seria para la inmigración blanca o europea, pues no resulta atractivo por sus bajos salarios y su sistema casi esclavista.
3. La orientación de la agricultura costera a los intereses de los capitales extranjeros (agroexportación) impide el ensayo y adopción de nuevos cultivos de necesidad nacional.
4. La propiedad agraria de la costa es incapaz de atender los problemas de salubridad rural.
5. En las montañas, el feudalismo agrario que sobrevive es completamente inepto como creador de riqueza y progreso. Los latifundios tienen una producción miserable.
6. La razón de esta situación del latifundio serrano no se debía sólo a la dificultad de las comunicaciones, sino más que nada al gamonalismo (caciquismo latifundista). [23]
La revolución de la Independencia adoptó los principios igualitarios de la Francia revolucionaria , pero sólo en favor de los criollos. La naciente República heredó las estructuras coloniales e hizo poco por cambiar esa situación en sus primeros años. A mediados del siglo XIX se empezó a adoptar el modelo francés. Pero este modelo también tenía muchas deficiencias, porque acentuaba también la orientación literaria y retórica de la enseñanza. La influencia anglosajona empezó a reflejarse en la reforma de la segunda enseñanza de 1902. Fue el doctor Manuel Vicente Villarán quien defendió con más vigor la adopción del modelo norteamericano, dirigido a la formación de empresarios y no sólo de literatos o eruditos, que fuera consecuente con el naciente desarrollo del capitalismo peruano. Villarán predicó el triunfo de la reforma educativa de 1920, a través de la ley orgánica de educación dada ese año, pero como no era posible, según Mariátegui "democratizar la educación de un país, sin democratizar su economía, y sin democratizar, por tanto, su superestructura política", la reforma de 1920 se convirtió en un fracaso. [24]
• Ideología y reivindicaciones.- La reforma universitaria merece la atención especial de Mariátegui. El movimiento estudiantil en demanda de la reforma universitaria surgió en Córdoba , Argentina , en 1918, alentado por la crisis mundial provocada por la Primera Guerra Mundial . Otros brotes surgidos en Chile, Uruguay , Perú, tuvieron el mismo origen y el mismo impulso. Los estudiantes de América querían sacudirse las viejas estructuras de sus Universidades, es decir, reformar la anticuada metodología de los estudios y el gobierno universitario. Sus reivindicaciones básicas eran las siguientes: – la necesidad de que los estudiantes intervinieran en el gobierno de las universidades, y – el funcionamiento de cátedras libres, junto a las cátedras oficiales. Estas cátedras libres debían ser difusoras de conocimientos nuevos y alternativos. En definitiva, querían que la Universidad dejara de ser un órgano de un grupo privilegiado y se orientara más hacia la realidad nacional de cada país. La conexión de los estudiantes con las protestas obreras, en boga entonces, dio un carácter revolucionario a la reforma universitaria . [25]
• Política y Educación Universitaria en América Latina.- El régimen económico y político determinado por el predominio de las aristocracias coloniales había colocado a las universidades de América Latina bajo la tutela de esas oligarquías y su clientela. Al haber convertido la educación universitaria en un privilegio del dinero y de la clase, las universidades habían caído en la burocratización académica. Esto condujo inevitablemente al empobrecimiento espiritual y científico. En el Perú, este fenómeno se produjo debido a la supervivencia de la estructura económica semifeudal, pero también ocurrió en Argentina , a pesar de ser un país más industrializado y democratizado. El movimiento de reforma universitaria en América Latina necesariamente tuvo que atacar la raíz del mal. Al mismo tiempo, las oligarquías conservadoras tuvieron que reaccionar contra la reforma. [26]
• La Universidad de Lima.- Según Mariátegui, el espíritu de la Colonia ha tenido su morada en la Universidad. La razón principal ha sido la prolongación de la supervivencia del dominio de la antigua aristocracia colonial, a lo largo de la República. La Universidad se mantuvo, en general, fiel a la tradición escolástica, conservadora y española; ello le impidió cumplir un papel progresista y creador en la vida nacional. Mariátegui coincide con el maestro Víctor Andrés Belaunde, en el sentido de que la Universidad estuvo divorciada de la realidad nacional pero acusa a Belaunde de no querer buscar las razones profundas de esa verdad, por estar ligada a la “casta feudal”. Para Mariátegui era clara la razón de este fracaso de la Universidad: la persistencia de la colonia en la estructura económico-social del Perú. También acusa a la "generación futurista" (Generación del 900), encabezada por el pensador José de la Riva Agüero y Osma, de no haber iniciado la renovación de los métodos y del espíritu de la Universidad, por ser sus miembros de tendencia conservadora y tradicionalista. [27]
• Reforma y Reacción - Mariátegui nos brinda un amplio estudio sobre la reforma universitaria en el Perú y la reacción en su contra (es recomendable leerlo completo). El movimiento estudiantil peruano de 1919 fue originalmente una rebelión contra algunos profesores ineptos que se habían estancado en la docencia. Los estudiantes comenzaron haciendo un dibujo donde tachaban a esos profesores. Pero el rectorado se solidarizó con esos profesores tachados. Los estudiantes comprendieron entonces que el carácter oligárquico de la docencia y la burocratización y el estancamiento de la docencia eran dos aspectos de un mismo problema. Las demandas estudiantiles se ampliaron y concretaron en esa época. En 1919 triunfaron las reivindicaciones estudiantiles. El presidente Augusto B. Leguía dio un decreto por el cual se establecían las cátedras gratuitas y la representación de los estudiantes en el gobierno de la Universidad. En marzo de 1920 se reunió en Cuzco el Primer Congreso Nacional de Estudiantes , donde se aprobó la creación de las Universidades Populares. Pero entre los estudiantes peruanos, había una profunda desorientación, que afectó gravemente la continuación de la reforma. En 1920, un decreto del gobierno reconoció la autonomía de la Universidad, lo que dejó satisfecha a la docencia. Debido a ello, parte de las conquistas del estudiantado fueron ignoradas. Es más, cuando el doctor Manuel Vicente Villarán asumió la rectoría de la Universidad Mayor de San Marcos (1922-1924), se inició un período de colaboración entre docencia y estudiantes, lo que impidió la reanudación de la lucha por la reforma. Para Mariátegui, la falta de grandes impulsores estudiantiles hizo que la Reforma Universitaria se estancara. La única excepción fue quizás en la Universidad del Cuzco , donde la élite del claustro de profesores aceptó y sancionó los principios propuestos por los estudiantes. [28]
En esta sección final del ensayo, el autor expone las dos posiciones ideológicas que se debatían sobre el modelo educativo que se pretendía imponer en el Perú, a principios del siglo XX. Estas ideologías se desarrollaban en el seno del Partido Civil , el predominante en la política peruana de la época y eran las siguientes:
• El programa del civilismo burgués y positivista, expresado por Manuel Vicente Villarán, y
• El programa del civilismo feudal e idealista, defendido por Alejandro Deustua .
Villarán defendió el modelo norteamericano, con una orientación práctica (formación de empresarios), que era consecuente con el naciente capitalismo que se estaba formando en el Perú. Mientras Deustua planteaba el problema educativo en un terreno puramente filosófico; decir Mariátegui, representaba la vieja mentalidad aristocrática de la casta latifundista . Finalmente, el programa de Villarán se impuso, pero con resultados mediocres. En conclusión, para Mariátegui, “el problema de la enseñanza no puede ser bien comprendido en nuestro tiempo si no se lo considera como un problema económico y como un problema social. El error de muchos reformadores ha estado en su método abstracto idealista, en su doctrina exclusivamente pedagógica ”. [29]
Mariátegui comienza señalando que en su época, el concepto de religión ya había crecido en extensión y profundidad. La vieja crítica del anticlericalismo (ateo, laico y racionalista) de relacionar religiosidad con oscurantismo ya estaba superada (lo que no impide que todavía algunos, ingenua o ignorantemente, sigan creyendo en esa relación). Pone como ejemplo al protestantismo anglosajón para desmentir tal aseveración. Mariátegui señala que el factor religioso ofrece aspectos muy complejos en los pueblos de América. El estudio del mismo debe partir necesariamente de las creencias de los pueblos precolombinos . Considera que hay suficientes elementos sobre la mitología del antiguo Perú para situar su lugar en la evolución religiosa de la humanidad. Según Mariátegui, la religión inca era un código moral más que un conjunto de abstracciones metafísicas. Estaba subordinada a los intereses sociales y políticos del Imperio, más que a fines puramente espirituales. La clase alta sacerdotal pertenecía al mismo tiempo a la clase dominante. Es lo que se llama Teocracia . Por eso, cuando los incas conquistaron otros pueblos, no se propusieron extirpar la diversidad de cultos (con excepción de aquellos demasiado bárbaros o violentos), sino que, con un sentido práctico, exigieron únicamente la supremacía del culto al Sol. El Sol o Coricancha se convirtió así en el templo de una mitología un tanto federal. Ese mismo régimen teocrático explica que la Iglesia Inca (por llamarla de alguna manera) pereciera junto con el Estado Inca durante la conquista española. Pero los ritos agrarios, las prácticas mágicas y el sentimiento panteísta sobrevivieron en la población. [30]
Según Mariátegui, la conquista española fue la última cruzada , es decir, una empresa esencialmente militar y religiosa, llevada a cabo conjuntamente por soldados y misioneros (la espada y la cruz). Tras la conquista, comienza el colonialismo, que es una empresa política y eclesiástica. El Virreinato atrae a nobles abogados y médicos eclesiásticos. Llegan la Inquisición y la Contrarreforma , pero también toda la actividad cultural, concentrada en manos de la Iglesia católica . La Universidad fue fundada por los frailes. La suntuosa liturgia del catolicismo y el estilo punzante de los predicadores cautivaron a las masas indígenas, más que la propia doctrina evangélica. Es decir, para los indios, lo más atractivo del culto católico era su exterioridad y no su interioridad. El indio, de hecho, conservaba sus antiguas creencias mágicas adaptándolas al culto católico, fenómeno conocido como sincretismo religioso . El papel de la Iglesia católica durante el virreinato fue el de apoyar y justificar el Estado feudal y semifeudal instituido. Si bien hubo enfrentamientos entre el poder civil y el poder eclesiástico, éstos no tuvieron un trasfondo doctrinal sino que fueron simples disputas internas, que finalmente fueron superadas. [31]
Con el advenimiento de la República no hubo cambio. La revolución de la Independencia, del mismo modo que no tocó los privilegios feudales, tampoco lo hizo con los eclesiásticos. El alto clero mostró inicialmente lealtad a la monarquía española, pero al igual que la aristocracia terrateniente, aceptó la República al ver que mantenía las estructuras coloniales. Entre el bajo clero, hubo muchos que militaban activamente del lado patriota. Aunque entre los patriotas peruanos hubo quienes profesaron el liberalismo, nunca se llegó a los extremos del jacobinismo anticlerical , como ocurrió en Francia. El liberalismo peruano, débil y formal en lo económico y político, lo fue también en lo religioso. No hubo una campaña más incisiva de los liberales peruanos en favor del laicismo y otras reivindicaciones del anticlericalismo. La actuación personal de Francisco de Paula González Vigil , clérigo famoso por sus críticas a la Curia romana , no perteneció propiamente al liberalismo. El más conspicuo líder liberal peruano, José Gálvez Egúsquiza , respetó y cumplió los dogmas de la Iglesia Católica. El radicalismo de Manuel González Prada surgido a fines del siglo XIX fue la primera agitación anticlerical del Perú pero careció de efectividad por no haber aportado un programa socioeconómico. Según la tesis socialista, las formas eclesiásticas y las doctrinas religiosas son propias e inseparables del régimen económico-social que las sustenta y produce, y por tanto, la preocupación primordial debe ser cambiar dicho régimen, más que asumir actitudes anticlericales. [32]
Cuando surge la República peruana, ésta se constituyó bajo el sistema centralista, a pesar de las propuestas de federalismo realizadas por algunos ideólogos liberales. [33] En la época de Mariátegui, el problema de la centralización política seguía vigente; naturalmente, para él, la solución a este problema debía necesariamente abarcar el nivel social y económico, y no sólo el político y administrativo, como se había pretendido.
Para Mariátegui, el problema del regionalismo versus el centralismo ya estaba planteado en términos nuevos, dejando atrás los viejos conceptos del siglo XIX. Reconocía la existencia, especialmente en el sur del Perú, de un sentimiento regionalista, pero señalaba que ese regionalismo parecía ser "una expresión vaga de malestar y descontento". Enumere las siguientes proposiciones:
1. La vieja polémica entre federalistas y centristas de los primeros tiempos de la República estaba ya superada. La controversia política y administrativa debía trasladarse al plano social y económico.
2. El federalismo no aparece en la historia peruana como demanda popular sino como demanda del gamonalismo y su clientelismo.
3. El centralismo se basa en el caciquismo regional y en el gamonalismo (dispuesto, no obstante, a reivindicar el federalismo según las circunstancias), mientras que el federalismo recluta sus adeptos entre caciques y gamonales en desgracia ante el poder central.
4. Uno de los vicios de la organización política es, sin duda, el centralismo. Pero la solución no está en el federalismo feudal.
5. Es difícil definir y demarcar en el Perú regiones históricamente existentes como tales. La división del Perú en departamentos es una continuación de la división artificial en intendencias del Virreinato.
Durante la República, los primeros partidos políticos organizados admitieron la descentralización en sus programas, pero nunca la desarrollaron al llegar al poder, quedando esta idea en una simple especulación teórica. [34]
El ex líder del Partido Comunista Peruano (PCP) durante la Revolución Peruana , Abimael Guzmán , ha elogiado Siete ensayos interpretativos sobre la realidad peruana y las obras de Mariátegui. A fines de la década de 1960, en una conferencia en la Universidad de San Cristóbal de Humanga en Ayacucho , Perú, Guzmán elogió los Siete ensayos interpretativos de Mariátegui , declarando que era "un documento inquebrantable" y que "todavía está muy vivo". [35] Marc Becker , profesor de Estudios Latinoamericanos en la Universidad Estatal Truman , también elogió Siete ensayos interpretativos en su libro José Carlos Mariátegui: An Anthology . Becker afirma que "Mariátegui presenta un brillante análisis de los problemas peruanos, y por extensión latinoamericanos, desde un punto de vista marxista". [36]
El pensador crítico Víctor Andrés Belaunde escribió una respuesta a Siete ensayos interpretativos de la realidad peruana , titulada La realidad nacional, donde señaló muchos errores y omisiones de Mariátegui. Belaunde, defensor del pensamiento católico con tendencias sociales progresistas, quiso plantear un debate abierto con Mariátegui, pero su muerte en 1930 se lo impidió. [37] Juan Carlos Grijalva, profesor de español del Assumption College, afirmó en su artículo Paradojas del utopismo inca de Siete ensayos interpretativos de la realidad peruana de José Carlos Mariátegui que el argumento de Mariátegui de que el comunalismo indígena es esencial para el comunismo es contradictorio. Grijavla sostiene que Mariátegui "idealiza" las civilizaciones inkas del pasado, y dice que Mariátegui asumió que "los indios revolucionarios imaginados por Mariátegui eran ficticiamente [ sic ? ] considerados como inmutables e inalterables en sus tradiciones agrarias ancestrales". [38]
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