Mateo 6:18 es el versículo dieciocho del sexto capítulo del Evangelio de Mateo en el Nuevo Testamento y forma parte del Sermón del Monte . Este versículo concluye el análisis del ayuno .
En la versión King James de la Biblia el texto dice:
La Biblia en inglés mundial traduce el pasaje como:
El texto del Novum Testamentum Graece es:
Para una colección de otras versiones, consulte BibleHub Mateo 6:18
El ayuno (versículos 16-18) es el tercer ejemplo de “obras piadosas” que da Jesús, [1] después de haber hablado previamente de la limosna (versículos 2-4) y de la oración (versículos 5-6). [2]
El versículo anterior afirmaba que, a diferencia de los hipócritas , los seguidores de Jesús debían presentar una apariencia limpia y normal incluso cuando ayunaban. Este versículo es muy similar a Mateo 6:4 y Mateo 6:6 y, como en esos versículos, el mensaje es que incluso si tu piedad se mantiene en secreto de quienes te rodean, Dios aún lo sabrá y te recompensará. [3] Davies y Allison notan el comentario de William Law sobre este versículo de que es imposible mantener el ayuno completamente en secreto; disfrazar tal actividad de la familia y los amigos es casi imposible. Por lo tanto, Law lee este versículo como un llamado a mantener la noción privada de los espectadores generales. [4]
Crisóstomo : En la limosna no dijo simplemente: "No deis limosna delante de los hombres", sino que añadió: "para ser vistos por ellos". Pero en el ayuno y la oración no añadió nada de esto; porque la limosna no puede hacerse de modo que quede totalmente oculta, el ayuno y la oración sí pueden hacerse. El desprecio de la alabanza de los hombres no es fruto pequeño, pues con él nos liberamos de la pesada esclavitud de la opinión humana y nos convertimos en verdaderos trabajadores de la virtud, amándola por sí misma y no por los demás. Pues, así como consideramos una afrenta que se nos ame no por nosotros mismos, sino por los demás, así tampoco debemos seguir la virtud por causa de ellos, ni obedecer a Dios por causa de los hombres, sino por causa suya. Por eso sigue aquí: "Sino a tu Padre que ve en lo secreto". [5]
Glossa Ordinaria : Es decir, al Padre celestial, que es invisible, o que habita en el corazón por la fe. A Dios ayuna quien se aflige por amor a Dios y concede a los demás lo que se niega a sí mismo. [5]
San Remigio : Porque os basta que quien ve vuestra conciencia sea vuestro galardonador. [5]
Pseudo-Crisóstomo : Interpretado espiritualmente, el rostro puede entenderse como la conciencia mental. Y así como a los ojos del hombre un rostro bello tiene gracia, así a los ojos de Dios una conciencia pura tiene favor. Los hipócritas, ayunando por causa del hombre, desfiguran este rostro, tratando de engañar así a Dios y al hombre; porque la conciencia del pecador siempre está herida. Si, pues, has expulsado toda maldad de tu corazón, has lavado tu conciencia y has ayunado bien. [5]
Papa León I : El ayuno no debe cumplirse sólo con la abstinencia de alimentos, sino mucho más con la eliminación de los vicios. Porque cuando nos sometemos a esta disciplina para apartar lo que es nodriza de los deseos carnales, no hay otra forma de buena conciencia que la de mantenernos sobrios de la voluntad injusta y abstenernos de las acciones deshonrosas. Este es un acto de religión del que no están excluidos los enfermos, ya que puede encontrarse integridad de corazón en un cuerpo enfermo. [5]
Pseudo-Crisóstomo : Espiritualmente, tu cabeza representa a Cristo. Dale de beber al sediento y alimenta al hambriento, y con ello ungiste tu cabeza, es decir, a Cristo, quien clama en el Evangelio: En cuanto hicisteis esto a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis. (Mateo 25:40.) [5]
Gregorio Magno : Dios aprueba el ayuno que, ante sus ojos, abre las manos de los que hacen limosna. Lo que tú mismo te niegas, lo das a otro, para que, en lo que tu carne está afligida, la de tu prójimo necesitado se recupere. [5]
Agustín : O bien, por la cabeza entendemos correctamente la razón, porque es preeminente en el alma y gobierna los demás miembros del hombre. Ahora bien, ungir la cabeza tiene alguna relación con el regocijo. Por tanto, que se alegre en sí mismo por el ayuno quien, al ayunar, se aparta de hacer la voluntad del mundo, para estar sujeto a Cristo. [5]
Glossa Ordinaria : Observad que no todo lo que se dice en el Nuevo Testamento debe tomarse al pie de la letra. Sería ridículo untarse con aceite durante el ayuno; pero conviene que la mente esté ungida con el espíritu de su amor, en cuyos sufrimientos debemos participar afligiéndonos. [5]
Pseudo-Crisóstomo : En verdad, debemos lavarnos la cara, pero ungirnos, no lavarnos la cabeza. Porque mientras estamos en el cuerpo, nuestra conciencia está llena de pecado. Pero Cristo, que es nuestra cabeza, no ha cometido pecado. [5]