Las Cuencas Mineras (también conocidas como Cuencas Mineras Asturianas o Cuenques Mineros y Cuencas Mineras en asturiano y castellano) es el nombre que tradicionalmente se ha dado al territorio histórico situado en la Cuenca Hullera Central del Principado de Asturias . Se corresponde con una de las zonas más fuertemente industrializadas de España, especialmente vinculada al carbón y a la ferrometalurgia . [1]
Aunque más de 20 municipios asturianos son considerados oficialmente concejos mineros, en diferentes categorías, popularmente se denominan concejos mineros a los municipios que conforman las dos comarcas más directamente vinculadas al carbón y que han tenido mayor importancia histórica en materia económica, social y cultural, como son el Valle del Caudal ( Mieres , Lena , Aller , Ribera de Arriba , Morcín y Riosa ) y el Valle del Nalón ( Langreo , San Martín del Rey Aurelio y Laviana ). [2]
Las cuencas mineras asturianas se localizan en los dos valles centrales que comunican la cordillera Cantábrica con la meseta central asturiana, donde se sitúa Oviedo . Se trata de los valles del río Nalón y del río Caudal , así como de sus afluentes (principalmente los ríos Aller , Candín y Samuño). Sin embargo, existen poblaciones que han formado parte económica y socialmente de este territorio, aun cuando administrativamente ya lo estuvieran en otros municipios (principalmente zonas de Oviedo y Siero , donde también se explotaba carbón). Por otro lado, algunos municipios de la comarca del valle del Nalón, como Caso y Sobrescobio , mantenían una actividad económica poco relacionada con la industria y sin grandes núcleos urbanos.
A finales del siglo XVIII se empezaron a conocer científicamente las propiedades de la hulla de estos valles, estudiadas por Jovellanos y otros. [3] Según numerosos testimonios, el carbón se utilizaba para calentar las viviendas de esta zona desde la Edad Media , y no fue hasta 1787 cuando Antonio Carreño y Cañedo dio cuenta de un incendio "que no se pudo apagar" que su abuelo había presenciado en Carbayín (debido, en realidad, a la proximidad de un filón de carbón subterráneo).
La explotación sistemática no llegaría hasta el siglo XIX con diversas leyes y políticas estatales encaminadas a este fin. Hasta mediados de siglo, la minería se realizaba en yacimientos a ras de tierra o en pequeños pozos y chabolas. A mediados de 1848 se puso en marcha el alto horno de la Compañía Asturiana de Minas en Ablaña -para dar paso posteriormente a la Fábrica de Mieres- y pocos años después se fundó la Fábrica de Felguera , [4] bajo las que se incrementó la explotación del carbón y se produjo la expansión de numerosas industrias secundarias (como la química, la metalúrgica, la maquinaria, la alimentación, la cerámica, la energía, etc.). La explotación de otros yacimientos, como el de mercurio , fue de menor importancia. [5]
En 1854 se inauguró el Ferrocarril de Langreo , el tercero que iniciaba operaciones en la península, que dos años después unía la Dársena del Nalón con el puerto de Gijón . Poco después se construyeron más líneas ferroviarias, conectando también el Caudal con la costa y la meseta, y el Nalón con Oviedo, al tiempo que se construían diferentes ferrocarriles mineros, que atravesaban los valles transportando mineral, tejiendo un mapa de cientos de kilómetros de vías. A lo largo del siglo XIX nacieron numerosas compañías mineras, algunas de ellas de capital extranjero. Las más destacadas fueron Carbones Santa Ana, Carbones de Langreo y Siero, Duro Felguera, Hulleras de Turón o Felgueroso Hermanos...). Durante la Primera Guerra Mundial el aumento de toneladas extraídas en estos dos valles fue muy significativo debido a la neutralidad de España en la contienda, suponiendo la mayor parte del carbón que se explotó en toda España. Fue en esta época cuando los socavones verticales comenzaron a profundizarse en detrimento de la minería de montaña, dando lugar a la reconocible silueta del castillete en el paisaje. Algunas de estas minas, como la de María Luisa o la de Candín, se encuentran a más de 600 metros de profundidad desde la superficie. La situación se sostuvo gracias a las políticas proteccionistas de Primo de Rivera , la Segunda República , el repunte debido a la Segunda Guerra Mundial y la autarquía franquista, [6] que la convirtieron en la zona de mayor producción mineral de España. En paralelo, se produjo el crecimiento o consolidación de las industrias secundarias, ganando importancia la producción química y energética. Durante más de un siglo, miles de familias procedentes del resto de España se asentaron en las Cuencas Mineras, con especial relevancia las oleadas de inmigrantes llegados en las décadas de 1940 y 1950 desde Andalucía , Extremadura y Galicia .
El progreso industrial de la zona se materializó en otros muchos aspectos. El crecimiento de una enorme masa obrera, la creación de asociaciones políticas, sindicales y culturales (hubo gran número de cines, teatros, tertulias, bibliotecas y ateneos obreros en las Cuencas), el crecimiento urbanístico, especialmente relevante en lugares como Mieres , La Felguera , Sama o El Entrego , la proliferación de escuelas religiosas, empresariales y públicas, escuelas de capataces y de artes y oficios, políticas políticas paternalistas (el paradigma del pueblo obrero Bustiello entre ellas), [7] etc. En la posguerra, las familias inmigrantes tuvieron que hacinarse en pequeñas casas e incluso ocupar hurritas , hasta la proliferación de viviendas baratas en colaboración empresa-Estado, en los años 40 y 50, conocidas popularmente en Asturias como barriadas . La lucha obrera fue significativa, desde las tímidas huelgas del siglo XIX hasta las huelgas de principios del siglo XX (especialmente relevante " La Huelgona de 1912"), la relevancia de la Revolución de Octubre de 1934 o la Huelga de 1962 , [8] la primera gran huelga durante el franquismo.
Con la liberalización del mercado, se vislumbraba un futuro sombrío para estas comarcas, pese a la creación de la empresa pública Hunosa en 1967, que nacionalizó la producción de carbón y agrupó a casi todas las empresas mineras que existían en esta zona. En la década de 1960 nacieron las siderúrgicas públicas Uninsa ( Unión de Siderúrgicas Asturianas Sociedad Anónima ) y Ensidesa ( Empresa Nacional Siderúrgica, SA ), [9] que concentraron la producción en Gijón y Avilés. En un primer momento adquirieron los activos de las cuencas pero fueron cerrando y trasladando los servicios a la costa en los años 70, [10] lo que supuso el inicio del cierre de decenas de talleres, fábricas, el derribo de la fábrica de Mieres y el cierre y derribo parcial de La Felguera.
La población también comenzó a desplazarse en gran número hacia la costa. A partir de los años 80 y 90 comenzaron los cierres de pozos mineros deficitarios, sobre todo en la última década, hasta el cierre de la última mina en 2019, a excepción del pozo Nicolasa, que mantiene cierta actividad extractiva. [11] Provocaron una gran conflictividad social entre sindicatos, ciudadanía y los distintos gobiernos autonómicos y estatales. La conflictividad disminuyó gracias a los distintos planes del carbón y a la concesión de jubilaciones anticipadas, en muchos casos a edades tempranas. [12]
A finales de los años 90 se crearon los Fondos Mineros concedidos por los Institutos para la Reestructuración del Carbón y el Desarrollo Alternativo para la reestructuración de las zonas mineras de toda España, con una alta incidencia en Asturias, y la búsqueda de un tejido económico alternativo al cierre de las industrias. Estos fondos, sin embargo, fueron gestionados con poca responsabilidad, sujetos a continuos retrasos o paros sistemáticos, sobre todo por parte del gobierno regional, al no ser utilizados para muchos proyectos independientes de la regeneración económica de las Cuencas Mineras. [13] [14] El entonces presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces , anunció durante la campaña electoral de 2007 la construcción de dos grandes parques tecnológicos en las cuencas (Figaredo en Mieres y Langreo Norte en Langreo), que no han sido construidos. [15]
Durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero estos fondos fueron congelados en la práctica [16] [17] y finalmente se firmó el cierre de la industria minera en 2010. En 2011, la Unión Europea dictaminó el cierre de todas las minas no rentables para 2018, estableciendo un calendario a partir de 2013 para los siete pozos restantes en Caudal y Nalón, y posteriormente proyectó el fin de las ayudas en 2014. [18] En 2012, ante el inicio de la política de recortes a la minería del Gobierno de Mariano Rajoy , se produjo una gran escalada conflictiva [19] con una huelga total en Hunosa (como en otras zonas mineras de España), el bloqueo regular de las vías de comunicación por carretera y ferrocarril en el Principado y enfrentamientos muy violentos entre autoridades y mineros en la montaña y en el centro de la localidad, causando numerosos heridos y detenidos, como ya había ocurrido a principios de los años 90.
Esta región ha desarrollado una marcada cultura basada en la intensa actividad industrial, que se deja ver en la poesía, la canción, la literatura, etc. Inspirada en ocasiones en los accidentes mineros, el trabajo penoso, el progreso industrial, el contraste con el mundo rural (que Armando Palacio Valdés plasmó en su Aldea perdida ) y la lucha por los derechos y las mejoras en las condiciones de vida. Muy conocido en Asturias y León es el himno minero de Santa Bárbara Bendita .
En la actualidad aún cuentan con algunos recursos de industria pesada ( Planta Bayer , Central Térmica de La Pereda y Química del Nalón), recursos empresariales ( Ciudad Tecnológica de Valnalón ), recursos turísticos ( Museo de la Siderurgia , Museo Minero de Asturias , Ecomuseo y Tren Minero del Valle de Samuño, Centro de Interpretación del Pozo de Espinos, Centro de Interpretación de Bustiello , etc.) naturales y deportivos ( Parque Natural de Redes de la Reserva de la Biosfera de la UNESCO , Paisaje Protegido de Cuencas Mineras, Fuentes de Invierno) artísticos ( arte prerrománico , medieval , patrimonio urbano e industrial ) así como romerías tradicionales y fiestas gastronómicas. La ininterrumpida crisis demográfica iniciada en la década de 1970 se ha acentuado significativamente en los últimos años. Las cuencas han pasado de tener más de 220.000 habitantes en 1970 a menos de 130.000 en la actualidad.
A pesar de las demoliciones realizadas en los últimos años, las cuencas conservan amplios conjuntos de patrimonio industrial (numerosos pozos mineros y pequeñas minas de montaña y a cielo abierto, fábrica de La Felguera, fábrica de Nitrastur, estaciones, puentes, viviendas de obreros, casas de ingenieros, talleres, etc.). Por supuesto, muchos de sus pozos siguen cerrados, la mayoría de ellos en estado de abandono. Bajo las cuencas hay 5.000 kilómetros de galerías, [20] es decir, más kilómetros que carreteras en superficie. Éstos son los que aún conservan sus castilletes y torres de extracción: