Pero regresó a Londres en 1653, como diplomático,[3] y se asentó definitivamente en Inglaterra.
Su prestigio nació por el apoyo del destacado científico Robert Boyle.
Trató a lo largo de su vida con toda la intelectualidad inglesa del momento.
[4] Fundada la Royal Society en 1660, trabajó para ella con John Wilkins, y creó decenas de contactos por toda Europa.
Editó la revista de la Royal Society, las famosas Philosophical Transactions of the Royal Society, que aún se mantienen.