Tuvo una preparación estricta y concienzuda en contrapunto, desde la polifonía medieval hasta Stravinski, y esto lo muestra en sus primeras composiciones, tales como el ballet Pocahontas (1938-9).
Su música de después de 1950 es típicamente atonal y rítmicamente compleja, indicada por la invención del término modulación métrica para describir los cambios frecuentes y precisos que se encuentran en sus obras.
La Symphonia: Sum Fluxae Pretium Spei (Soy el precio de la esperanza que fluye, 1993-1996) es su obra orquestal más grande, compleja en estructura y exhibiendo niveles contrastantes de texturas instrumentales, desde delicados solos para vientos y explosiones de la percusión.
En Un espejo sobre el cual morar (1975) (basado en poemas de Elizabeth Bishop), Carter escribe una música colorida, sutil, transparente y clara; aunque cualquier nota de la obra esté derivada del contenido de una sonoridad simple.
Las grandes obras de la madurez de Carter están usualmente construidas en torno a polirritmos gigantescos, e intenta expandir la noción de contrapunto para agrupar simultáneamente diferentes caracteres, incluso movimientos completos, más que sólo líneas individuales.