A pesar de los bombardeos en Alemania, otras ciudades grandes fueron bombardeadas, especialmente en Italia, lo que causó daños considerables en áreas residenciales, por ejemplo, en Milán, Nápoles y Palermo.
Arthur Travers Harris nació en el seno de una aristocrática familia inglesa en Henley.
En 1915, de regreso a Inglaterra, se une en las filas del Royal Flying Corps, sirviendo en Francia hasta 1917.
Terminada la guerra, Harris, ya con el grado de Mayor, permanece en la recientemente creada Royal Air Force (RAF) y presta servicio en distintos lugares de la antigua Mesopotamia y Persia.
Además, el radar de bombardeo H2S y los escuadrones especializados en señalizar objetivos (Pathfinder Force) van a suponer una gran mejoría una vez Harris aceleró su puesta en marcha.
En resumen, aun indirectamente, la población civil y las ciudades enemigas se convertían en objetivos.
La guerra no sólo estaba presente en el frente de batalla, llegaba a la retaguardia.
El campo de batalla entraba en sus casas, aun estando lejos del frente.
De esta manera, se podía continuar la guerra desde el aire, en tiempos en que la lucha en tierra no era posible, a excepción del teatro norteafricano.
En 1942 comenzaron sobre Alemania, Francia y Noruega las llamadas «misiones de mil bombarderos» en cooperación con la USAF.
Pero Harris no se identificaba completamente con esta estrategia, aferrándose a la idea del bombardeo masivo como factor determinante de por sí.
En la dinámica de guerra total a la que se había llegado, y también quizás temerosos por los hipotéticos efectos de nuevas y desconocidas «armas maravillosas», tan publicitadas por el régimen nazi como salvadoras in extremis de Alemania, los bombardeos angloamericanos, y sobre todo los llevados a cabo por la RAF, llegaron a su clímax final.
Aún hoy para muchos alemanes conscientes del pasado, la mera citación de su nombre genera cuanto mínimo, controversias.