Sin embargo, el precio pagado fue muy alto, ya que más de 12.000 aviones del mando fueron derribados durante la SGM y 55.500 tripulantes murieron, lo que la convirtió en la unidad británica con el mayor porcentaje de muertes.
El mando no solo utilizó aviones de fabricación británica sino que también operó numerosos B-17 Flying Fortress y B-24 Liberator, que eran aviones de origen estadounidense.
Eran formaciones subordinadas, que debían reportarse por lo general a varias fuerzas aéreas alrededor del mundo.
Army Forces in the Middle East, Fuerzas Armadas de los Estados Unidos en el Medio Oriente) participando en misiones durante las campañas de Libia y Egipto durante 1942.
En 1943 la 9.ª Fuerza Aérea fue transferida desde el Teatro de Operaciones Mediterráneo a Gran Bretaña para convertirse en una Fuerza Aérea Táctica en el Teatro de Operaciones Europeo, dejando atrás los bombarderos pesados del IX mando, que se unieron a la recientemente creada 15.ª Fuerza Aérea conformando el XV Mando de Bombardeo.
Los aeródromos avanzados en China eran abastecidos desde la India a través de la cordillera del Himalaya.
El General Curtis LeMay, comandante del XXI Mando de Bombardeo cambió de estrategia y dedicó todos sus esfuerzos a realizar bombardeos a baja altura, masivos, nocturnos y principalmente incendiarios (utilizaban bombas incendiarias).
Este tipo de bombardeo resultó ser muy efectivo contra Japón ya que en ese momento sus ciudades eran muy compactas y gran parte de sus edificios y casas estaban construidas con madera.