Considerado el más destacado pintor clasicista de la escuela alemana del siglo XIX junto a Arnold Böcklin y Hans von Marées.
Tenía conocimientos del mundo clásico y sus composiciones tienen una dignidad estatuaria y la simplicidad del arte griego.
Posteriormente trabajó en Karlsruhe, Venecia (donde cayó bajo el encanto de la más grande escuela de coloristas), Roma y Viena, donde se relacionó con Johannes Brahms.
Desencantado por la recepción que se le dio en Viena a su dibujo La caída de los titanes para el techo del Museo del Modelado, se fue a vivir a Venecia, donde falleció en 1880.
Autor de numerosas escenas inspiradas en la Antigüedad clásica, su obra está presente en los principales museos de Alemania: en Múnich está su Medea; en Stuttgart su Ifigenia; en Karlsruhe, el Dante en Rávena y en Berlín, El concierto, su última pintura importante.