Fue el primer objeto construido por el hombre en posarse suavemente en otro cuerpo celeste.
Cuando se posó, abrió sus largas placas con forma de pétalo y tomó fotos del panorama.
Las sondas de esta serie, cuando se posaban sobre la superficie lunar a unos 15 metros por segundo, eyectaban mecánicamente la carga útil: una esfera rodeada por una bolsa de aire que actuaba como amortiguador del golpe.
Luego la bolsa se desinflaba y se abrían cuatro piezas en forma de pétalos que ponían al descubierto cámaras, antenas y otros instrumentos.
En versiones posteriores se aumentó el peso a 230 kg.