Allí comenzó a aprender la práctica de ásana, lo que fue mejorando enormemente su salud.
Allí desarrolló su práctica dedicando muchas horas al día a aprender y experimentar con varias técnicas.
Menuhin se encargó de que Iyengar enseñara en Londres, Suiza, París y otros lugares.
Esta era la primera vez que muchos occidentales eran testigos del yoga, y la práctica se fue haciendo muy conocida.
Pronto le siguieron títulos sobre pranayama y varios aspectos de la filosofía del yoga.
Oficialmente se retiró de la enseñanza en 1984, pero continuó activo en el mundo del Yoga Iyengar, impartiendo clases especiales y escribiendo libros.