[1] Durante la primera mitad del siglo XIX, con la adopción de modelos occidentales de comercio y finanzas, los bancos extranjeros iniciaron sus actividades en el Imperio Otomano.
En ese período, no había suficiente capital para fundar un sistema bancario nacional y nadie podía mencionar la existencia de bancos nacionales como fuente de capital.
Esta situación fue más perjudicial para los agricultores porque constituían la mayoría de la población y, como no tenían ninguna estructura financiera institucional a la que recurrir, tuvieron que pedir prestado dinero a los usureros a altas tasas de interés.
[2] Fue la primera institución financiera agrícola fundada por el estado y operada con una garantía estatal.
Las fuerzas de liberación griegas abrieron un Centro de Gestión del Banco Ziraat en Esmirna y las sucursales ocupadas y los fondos fueron llevados a la dirección del nuevo Centro.