Fue el embajador y representante de Japón en el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), organismo del cual fue elegido director general en 2009, cargo que ocupó hasta su muerte.
Se especializó en la cuestión del desarme internacional y los esfuerzos de no proliferación nuclear.
Durante su servicio en el exterior, se lo envió a la Embajada del Japón en Vientián, Washington y Bruselas, en la Delegación de Japón ante la Conferencia de Desarme en Ginebra y fue Cónsul General de Japón en Marsella.
Fue reelegido para el cargo por la Junta de Gobernadores del Organismo en 2013 y en 2017, siendo en ambos casos ratificado por la Conferencia General.
Hablaba inglés, francés y su lengua nativa, japonés.