Gengis Kan prestó especial atención al sistema yam dada la velocidad de los ejércitos mongoles, que demandaba a sus mensajeros ser incluso más rápidos, y cubrir 200–300 km al día.
El nombre yam, luego adoptado en lenguas más occidentales como el ruso, es probablemente un préstamo lingüístico tártaro.
En cada estación se proporcionaba caballos de repuesto, comida y refugio.
Incluso para personas ajenas a la red, las obligaciones hacia el sistema tenían preferencia sobre otros deberes personales.
Cada jinete tenía un paiza,[2] nombre por el que se conocía a una tableta grabada que servía como salvoconducto y autorización imperial para usar la red en nombre del kan.