En esta cueva se realizaron a inicios del siglo XX algunos sondeos arqueológicos, pero no se recuperó ninguna evidencia arqueológica, aun así reúne todos los requisitos necesarios como para haber sido utilizada por los íberos ya que su acceso difícil, su tamaño, su distancia con respecto al poblado y la presencia de un manantial en la propia cueva la hacen apta para tal fin.
[3] El poblado se sitúa en una meseta ligeramente ondulada de difícil acceso por los grandes escarpes, excepto por la Valleta d' Agres.
Su posición geográfica es favorable para la defensa puesto que hacia el norte podrían dominar la entrada al Valle de Albaida por el puerto, desde el Comtat de Cocentaina y la Canal d3 Alcoy; y hacia el sur, el acceso por el Estret d' Agres.
Sí hizo varias publicaciones parciales hacia los años cincuenta, en concreto 6, dando a conocer algunas piezas recuperadas en sus excavaciones con gran información.
Las casas son rectangulares construidas en piedra y rematadas con adobe, en cuya parte interna iban enlucidas por una capa de cal, que en ocasiones iba pintada.
[9] Además, en sus alrededores había abundante agua que también sería aprovechada por los habitantes de la zona.
Esto solamente es una hipótesis puesto que, no se han realizado más excavaciones en el poblado y no hay evidencias de una destrucción violenta o de un incendio que destruyera el poblado y obligara a sus habitantes a marcharse.
En cuanto a la cerámica ibérica, es la que más abunda en el poblado, cuyas formas más comunes son vasos, platos y jarras de gran calidad, con una decoración típica de bandas pintadas en color marrón-rojizo, tanto de un solo color aplicado en diferentes intensidades como polícromas, presentando el fondo en blanco y la decoración en color marrón-rojizo o naranja.
Además aparecieron dos fragmentos de ánfora tipo Trayamar I, procedente del mundo púnico.
El hierro era muy usado para realizar herramientas destinadas a actividades económicas como la carpintería, la elaboración de utensilios para trabajar tejidos o incluso armamento, aunque también se usaba para las fíbulas.
Aun así, son bastante abundantes en Covalta y su origen estaría ligado con los fenicios.
Además, se han encontrado pequeños fragmentos de colorantes en ocre, marrón y amarillento.
Es importante su localización geográfica, donde se muestra un gran dominio del territorio, la utilización de la geografía como defensa y el aprovechamiento de los recursos naturales del entorno, aunque este aspecto aún no está muy claro.