Esta obra hace parte del trabajo que Matsutani realizó durante su participación en el colectivo artístico radical Gutai, fundado por Jiro Yoshihara en 1945.
[2] Estas innovaciones se podían encontrar principalmente en las nuevas maneras de trabajar con materiales industriales, para hacer composiciones que no eran posibles con medios tradicionales.
Por otro lado, el material menos convencional en esta obra es el adhesivo de vinilo, el cual se puede distinguir en el cuadro por los reflejos generados por la iluminación y las variaciones en el volumen.
Posteriormente, Matsutani descubrió que tenía un mejor resultado al trabajar con dicho componente sobre una superficie más compacta y, luego, modificar la forma para darle volumen.
[7] Como se mencionó anteriormente, Matsutani encontró su propia interpretación del mantra a través del adhesivo de vinilo utilizado para formar burbujas estáticas en el espacio y tiempo, tal como la que se encuentra en Work 66-2.
[9] Para Matsutani, la mentalidad del colectivo siempre fue llamativa, pues le gustaba la energía que emanaba del trabajo de los demás artistas, pues sugería que la mentalidad creativa no había muerto.
Con esta nueva ideología sentando las bases para la reconstrucción lograrían restablecer la normalidad de lo material con la fuerza de su espíritu y retornar a la vida con nuevas herramientas y expresiones artísticas para enfrentarla.
Todo lo anterior resulta relevante porque es una introducción del arte de posguerra japonés al mundo de occidente; además, sería el primer contacto del artista japonés con un centro artístico, en el que previamente se había dado una fusión entre las vanguardias europeas y el Expresionismo Abstracto estadounidense.
El arte creado por Gutai fue omitido durante su tiempo de actividad, debido a la fuerte posición y rompimiento político que manifestaban frente al consumismo capitalista.
Este punto de vista, principalmente presente en la capital, se puede comprender con la crítica de Sanami Hajime, quien dice que el arte Gutai consistía en trabajos inmaduros que no podían compararse los medios establecidos como la pintura y la escultura.
Work 66-2 no es una obra política o socialmente radical, pero es transgresora porque rompe con los ideales estéticos del arte oriental,[1] por lo que su recepción en occidente estuvo caracterizada por un interés hacia la exploración proveniente de otros países, en la que se conjugaban las dos culturas.
También, los trabajos cercanos a la obra analizada siguen siendo llamativos hasta la actualidad por la evidente consolidación del estilo artístico de Matsutani.
Múltiples exposiciones contemporáneas muestran interés por el arte del artista japonés, que ya no solo está definido por un fuerte sentido de exploración, sino que muestra el progreso de toda su trayectoria artística.