Los pilotos fueron Mark Webber y el novato Nico Rosberg, el actual campeón de la Serie GP2.
El buen ritmo de Webber en Australia y su breve liderato en carrera hasta que el coche se lo permitió.
Lamentablemente muy a menudo estos destellos se veían truncados por la mala fiabilidad - una vergüenza para un equipo que se enorgullecía de su excelencia de la ingeniería.
Excepciones fueron Australia y Mónaco, ambas carreras en las que Webber parecía un contendiente por lo menos un podio terminar hasta retirarse en ambas ocasiones con un fallo hidráulico y un escape estropeado que incendió el coche, respectivamente.
Al liderar el grupo, Webber se convirtió en el primer australiano en hacerlo desde 1984.