Sus contribuciones a la comprensión de la cultura medieval del Asia Central son especialmente valiosas, y le hicieron ganar el apodo de "Gibbon del Turquestán".
En los dos volúmenes de su disertación "Turquestán desde la invasión mongola" (1898-1900) señaló los múltiples beneficios que el mundo islámico obtuvo del régimen mongol después de las conquistas iniciales.
Después de la Revolución de Octubre, Bartold escribió tres respetadas monografías sobre la historia del Islam: Islam (1918), Cultura musulmana (1918) y El mundo musulmán (1922).
También contribuyó al desarrollo de la escritura cirílica para los países islámicos del Asia Central.
Algunas de sus obras han sido reimpresas más recientemente en Moscú.