Poco después, también se le mostró a la población civil para convencerlos de que debían apoyar la intervención estadounidense en la guerra.
La serie se enfrentaba a un difícil reto: convencer a una nación hasta hace poco no intervencionista de la necesidad de involucrarse en la guerra y estar aliados con los soviéticos, entre otras cosas.
Las partes animadas de las películas fueron producidas por los estudios Disney, como los mapas animados representando el supuesto avance progresivo del Eje en negro del territorio que deseaban para sí Italia, Alemania y Japón.
Esta narración, en su mayor parte, está muy marcado por retórica nacionalista y racista que describe a los alemanes como implacables soldados y a los japoneses que estaban «locos por la sangre».
Es bastante realista con los efectos de sonido y tiene música sinfónica como fondo para las escenas dramáticas.