Walther Hewel

[1]​ Durante su estancia en Indonesia, organizó una rama local del Partido Nazi, conformada por inmigrantes alemanes en dicho territorio.

[1]​ Habiendo sido nombrado como «embajador especial para los asuntos exteriores», Hewel sirvió de enlace entre Hitler y von Ribbentrop[1]​, por lo que pasó a ocupar una posición clave dentro de las operaciones del Tercer Reich durante la guerra.

No obstante, debido a la utilidad instrumental que poseía Hewel, pasó la mayor parte de la guerra sin una cartera oficial, por lo que se describió a sí mismo como «un embajador en ninguna parte».

Prácticamente todos los relatos acerca de Hewel, lo describen como un hombre agradable y bondadoso, aunque no muy inteligente.

Por lo general, terminaba lidiando con situaciones y eventos que Hitler no podía manejar.

Otros miembros del círculo interno relataron que, a diferencia de muchos otros líderes nazis, Hewel pudo permanecer despierto y atento durante los largos monólogos de Hitler sobre temas como el antisemitismo.

Hewel solía mostrarse tímido con las mujeres, y como resultado, Hitler a menudo intentaba ser una suerte de casamentero para él.

Elizabeth Blanda, una enfermera de la Cruz Roja, cuidó a Hewel y luego se casó con él en Berchtesgaden.

Aparentemente, Hewel fue el último individuo en participar en una conversación larga y personal con Hitler.

Hitler le dio a Hewel una cápsula de cianuro y una pistola Walther 7.65, y luego le hizo jurar que se mataría en lugar de ser capturado por los soviéticos.

Por ejemplo, según O'Donnell, Hewel jugó bromas constantes sobre su jefe, Ribbentrop, para divertir a Hitler y otros miembros de su séquito.