Walter Olmos

En el Instituto Correccional de Menores escuchó a La Mona Jiménez y decidió que al recuperar su libertad cantaría profesionalmente.

Una noche en una discoteca de Catamarca, Rodrigo aguardaba para subir al escenario y escuchó la canción «Para sentirme vivo», confundiéndolo con otro cantante, La Mona Jiménez.

Walter, al cumplir la promesa a su madre de comprarle ropa para el viaje, se lo llevó a Buenos Aires y realizó varios shows en bailantas de Capital Federal y la Costa Atlántica.

Ya consagrado como cantante, Walter editó sus otros dos discos, los cuales fueron un éxito, quedando así como uno de los pocos exponentes de la movida tropical, ya que dos años antes había fallecido Rodrigo y él era considerado su sucesor.

Mientras esperaba, en un confuso episodio, jugaba con una pistola Bersa calibre 22 cargada con una bala de calibre 38, la misma se fue desgastando de las reiteradas veces que gatilló y la bala se disparó; el proyectil impactó en su sien y falleció instantáneamente.