Luego, sedaban a los detenidos antes de iniciar el vuelo.
[2] El método fue utilizado en 1975 por la Armada Argentina durante el terrorismo de Estado desatado en el país.
[3][4] El objetivo era la eliminación física de la persona, ya que, según los perpetradores, sin cadáver no había evidencia; y sin evidencia, no había delito.
[6] En 2005, la Fuerza Aérea Uruguaya reconoció haber arrojado prisioneros capturados en Argentina, al menos dos veces.
[7] En 2012, la justicia chilena confirmó que las Fuerzas Armadas de Chile habían ejecutado la práctica de arrojar personas vivas al agua durante la dictadura iniciada en 1973.