Durante la guerra fría, el neurocientífico americano Allan H. Frey estudió este fenómeno y fue el primero en publicar[1] información sobre la naturaleza de los efectos auditivos por microondas.Dr. Don R. Justesen había publicado "Microondas y comportamiento" en The American Psychologist (volumen 30, marzo de 1975, número 3).La causa se cree que es la expansión térmica de porciones del aparato auditivo.El mecanismo generalmente aceptado es el calentamiento rápido (pero minúsculo, en el rango de 10−5°C) del cerebro por cada pulso y la onda de presión resultante viaja a través del cráneo a la cóclea.La tecnología ganó aún más la atención del público cuando una compañía anunció a principios de 2008 que estuvieron cerca de fildear un dispositivo llamado MEDUSA (Mob Excess Deterrent Using Silent Audio) basado en tal principio.Específicamente, proponen que esta transducción pueda tomar lugar en una clase de fotorreceptores criptocromos.[6] En 1974, Dr. Joseph C. Sharp y Mark Grove han probado con suceso el voice to skull en el Walter Reed Army Institute of Research.Justesen escribe, "los sonidos oídos no fueron diferentes a los emitidos por personas con laringes artificiales.