Óbruchev se graduó en el Instituto Minero de San Petersburgo en 1886.
Pasó sus últimos años trabajando sobre un estudio geológico de estas montañas.
Ambas historias, imitando el patrón de Arthur Conan Doyle en El mundo perdido, describen con vívidos detalles el descubrimiento de un mundo aislado e inexplorado hasta la fecha, poblado por animales prehistóricos, en unas grandes islas al norte de Alaska o Siberia.
En Plutonia, la ficción se desarrolla en un área subterránea al norte de Alaska, donde sobreviven dinosaurios y otras especies jurásicas.
Los pasajes descriptivos son muy realistas gracias a los amplios conocimientos de Óbruchev sobre paleontología.